Solange Daza Gallegos, Pueblo Seco, IST Santísima Concepción

En primer lugar, les saludos mis hermanos y hermanas que lean este testimonio. Mis primeras palabras son de gratitud para con nuestro Señor Jesucristo, por la gran honra que Él me da, de ser llamada hija de Él, aún sin merecerlo.

Al comenzar un nuevo año, yo perdí la gratuidad, como me habían informado al ingresar a la carrera. Mis padres comenzaron a cancelar las mensualidades, las cuales, eran bastantes costosas. Fue así, como aproximadamente dos semanas antes que dejáramos de congregarnos debido a la pandemia mundial provocada por el Covid, Dios me habla a través de la profecía y me dice que una bendición muy grande vendría a mi vida, entregando esta bendición en mis manos.

Comienzan las clases online y como iglesia nos comenzamos a congregar a través de servicios virtuales.

Un día, intentando cancelar una cuota de mensualidad, la plataforma donde se debe cancelar, arroga que no tengo ninguna cuota pendiente, que todo estaba cancelado, yo sin entenderlo, me comunico con las personas encargadas de finanzas de la Universidad, obteniendo como respuesta, que ellos consultarían a la sede central, pues tampoco entendían que estaba pasando.

Un día jueves, luego de participar en un servicio del grupo Gelc de mi universidad, recibo un correo con la respuesta de parte de la universidad, en donde me informan que mi carrera esta totalmente pagada, y que nada debía, en ese momento, me arrodillé delante de la presencia de mi Señor Jesucristo y caí rendida ante Él, pues ahora podía ver esa bendición que Dios me había entregado en mis manos, tiempo atrás, cumpliendo su promesa en mi vida.

En esta hora agradezco a Dios, porque tal como Job, de oídas muchas veces oí testimonios en donde a jóvenes y señoritas Dios había cancelado sus carreras o les había sustentado, pero ahora mis ojos ven esta promesa de Dios, cumplida en mi vida, algo que jamás pensé, pero mi Señor Jesucristo es más grande que toda institución, Él tiene todo poder.

Esperando que esta experiencia pueda servir a algún joven o señorita, para aumento de fe. A mi buen Dios y solo para Él, sea la honra, la gloria y la suprema alabanza, Amén.

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