Hno. Esteban Balboa, GELC UCSC.

Primeramente, alabo a Dios porque en mi vida se ha manifestado grandemente, y que no ha mirado lo malo y sucio de mi corazón. Lo alabo, porque un día se manifestó hacia mí, quitando la amargura de mi corazón y me convirtió en una persona feliz, y con el deseo de agradarle. Mi testimonio con Dios, parte de una promesa de Dios hacia mí madre, ya que no podía tener hijos, pero Dios le prometió que le daría cuatro hijos, pero uno iba a nacer con una enfermedad, y yo siempre digo, que para la gloria de Dios fui yo. Puesto que, por medio de esta enfermedad pude conocerle. A la edad de 2 años a mí se me diagnosticó que era un Celíaco, el cual era intolerante al gluten, y por 15 años me acomplejó mucho, ya que, a medida que pasaba el tiempo me daban muchas ganas de comer las cosas que los demás podían y yo no. Pero llegó el tiempo de Dios, en que movió su mano y me declaró sano, esto fue en el 30 de enero del 2014 en una misión con mi grupo de jóvenes de mi iglesia, a la iglesia de Hospital. De primera, me costó creer, pero Dios me fue confirmando de diferentes formas que esto era de Él, y cuando logré comprender todo lo que hizo en mi vida, lo único que podía decir, ¡Gracias Señor!, porque no lograba dimensionar todo lo que sucedió. A los días después, le pregunté a Dios ¿Si era yo un salvado? Y me respondió por medio de un pancito de vida, el cual me hizo entender que desde que le creí que el Señor me había sanado, Él me Salvó. Esto me lo ha confirmado varias veces, una de ellas fue por medio de un instrumento que vino a mi iglesia y otra fue en el año 2017, cuando por el grupo GELC me correspondió ir a la amada iglesia en San Juan – Argentina, en donde en la alabanza de despedida, su presencia tocó en gran manera mi corazón y me hizo ver todo lo que había hecho en mí, desde que me sanó hasta esa fecha, y pude ver realmente que soy un hijo de Él. Con respecto a cómo llegué a este grupo, fue otra experiencia que Dios me hizo vivir. Pues por medio de un sueño me dio el nombre de mi carrera, y dirigió mis pasos para llegar a esta universidad. En esto, experimenté diversas cosas con Dios, pero destaco el concejo de mi pastor, el cual me dijo que el Señor me iba abrir las puertas en la universidad que el me necesitara. Y fue así que Dios en el año 2015 me abrió las puertas en la Universidad Católica. En mi primer año en la universidad, no pude participar en este grupo, puesto que no sabía si se reunían, pero en mi segundo año una hermana, conversó conmigo y me invitó al grupo. En la primera reunión que participé fue muy linda, ya que la palabra de Dios estaba en el Salmo 63, el que es una clamor de David hacia Dios cuando estaba en el desierto, donde su deseo era ver el poder y la gloria de Dios en ese lugar, y es por eso que él se propone alabar a Dios, y vi representada mi vida, puesto que así es en la universidad; todos hablan de diferentes temas, te invitan a diferentes cosas y además las preocupaciones que llevamos como estudiantes, provocá que en nuestra vida llegue la angustia, que nos sentamos solos, como si estuviéramos en un desierto, pero cuando llegamos al lugar de reunión, podemos orar, cantar, escuchar de su palabra y alabar a Dios, y es un refugió para nuestra alma. Y es por esto, que, para mí, llegar a este grupo fue de gran bendición, porque Dios me cuidó, me fortaleció muchas veces y lo más grande es que pude sentir su presencia en mi vida.

Hoy, gracias a Dios, estoy en mi último semestre y puedo decir que hasta aquí Él me ha ayudado y todo se lo debo a Señor. Para mi Dios sea la honra y la gloria. AMÉN.

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