Hna. Sofia Fernández Tricallotis GELC Coquimbo

“Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;

perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”

2ª Corintios 4:8-9

     Primeramente, muchas gracias debo darle al Señor por ser llamada su hija, por recibir su amor y protección todos los días, incluso cuando nuestro engrosado corazón no podía verle, Él siempre ha estado por nosotros. Pero también, le agradezco por haberme permitido pasar y salir de una situación muy difícil de salud, de la que pensé no tener esperanza, siendo estos servicios, el medio de recibir la fe necesaria para vivir descansando verdaderamente en Él.

A finales de abril del año 2020, y a raíz de un trauma, dejé de alimentarme de forma normal. Sucedió por un accidente “casero”, en el que por error ingerí un alimento que no debía. Sufriendo luego, una grave crisis nerviosa por la que tuve que acudir al hospital más tarde.  

Ya a mediados de agosto, y en medio del abatimiento físico y espiritual, causados por la extensa duración de esta misma situación alimenticia, el Señor me permite asistir de igual manera al servicio GELC-Coquimbo Online de aquel día. Hasta la lectura de la palabra, la reunión siguió el orden normal, nada de lo que yo podría pensar sería una reunión diferente, una que quedaría en mi memoria, pero es justo ahí cuando todo cambia. Nuestro Santo Dios, usó en esa tarde a un predicador de la Iglesia para leer en Isaías cap.35 versic.3 al 5

“Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.

Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.

Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán”

En esa oportunidad, no contaba con mi cámara prendida, y por tanto nadie pudo verme llorar de gratitud por sentir la compañía y respuesta de mi Dios ¡Tan oportuna respuesta a mis oraciones! Gracias a Él, mis ánimos fueron renovados, dándome allí la paciencia y la fortaleza para esperar confiadamente en sus promesas, que sabemos son fieles y verdaderas. No importando así, la modalidad virtual del servicio, porque aún de esa forma (a distancia), su presencia estuvo y sabemos que seguirá estando con nosotros. Amén.

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