Hna. Fabiola Vergara Cruces, GELC UNAB

Primeramente doy gracias a Dios, porque me concede la oportunidad de poder escribir estas líneas, esperando que sean dirigidas por el poder del Espíritu Santo y de bendición para aquel que lo lea. Comenzar diciendo que fui nacida y criada en un hogar cristiano, pero aun así, en mí no había una transformación de vida. Estando muy triste y desconsolada por las cosas que me toco pasar en mi infancia, llevando una amarga aflicción en mi corazón y una rebeldía muy grande, sintiéndome decepcionada de las personas que me rodeaban y muchas veces tratando de suicidarme; apareció Jesús en mi vida a la edad de 12 años.  Él se mostró a mí, de una manera gloriosa. Estando en mi iglesia en Cabrero, con un vacío muy grande en mí, Dios usa a una hermana para hablar a mi vida y ella comienza a decir; si alguien ha llegado cansado de la vida, triste y sin fuerzas, pase adelante porque aquí está el Señor; recuerdo que pase adelante y le conté todas mis penas a Jesús, le dije que necesitaba que el transformara mi vida, que me diera una razón de vivir. En ese momento siento como desciende la presencia de Dios en mi corazón, algo que nunca había sentido, recuerdo que fue  como un abrazo rodeándome con su inmenso amor, puedo decir que desde ese día mi vida cambio; lo que antes hacía, ya no lo volví hacer, pero lo más grande es que me hizo entender que necesitaba de Él para ser perdonada, me otorgo el hermoso regalo de la salvación de mi alma, cambio la aflicción y el vacío que sentía en el alegría y felicidad, cambio mi forma de pensar, y puso amor en mi corazón.  En el primer año de universidad, recibí una invitación para participar en el grupo GELC, la verdad es que no sabía si atender o no a la invitación por ciertos prejuicios del grupo, pero gracias a Dios, asistí. Para mí fue una reunión muy hermosa, llena de la presencia de Dios. Estaba pasando por dificultades académicas, en la incertidumbre de continuar o no con mis estudios, y en esa reunión Dios me fortaleció y me hizo comprender que a pesar de todo, Él estaba conmigo;  con el pasar del tiempo, entendí que la voluntad de Dios  era que debía cambiarme de carrera, algo que Dios confirmó en una misión por medio de hermana que no conocía. Fue así que en el año 2016, entre a la Universidad Andrés  Bello, me integre al grupo GELC, y puedo decir que este grupo ha sido de mucha bendición para mi vida, lo más importe, es que ha sido de edificación para mi vida espiritual, he recibo corrección, doctrina, lo que me ha permitido crecer en el evangelio. He conocido amistades verdaderas, y puedo decir que la palabra de Dios se cumple, “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17”, porque en mis momentos de tristeza, Dios ha usado a estos pequeñitos para hablar a mi vida. He visto como Dios ha derramado de su presencia en una sala de clases  o en un auditorio; como Dios le ha hablado a autoridades de la universidad, como Dios ha tratado con jóvenes a los que les hemos predicado de la palabra de Dios y como de ellos han brotado lágrimas de consuelo. He sido testigo del poder de Dios en este ministerio, por lo que puedo decir que es dirigido por el Espíritu Santo. Recuerdo que hace algunos años, cantamos en la entrada de la universidad, y Dios nos visitó de una forma tan maravillosa, que era imposible no llorar, allí nos arrodillamos y dábamos gracias a Dios por habernos permitido sentir su presencia en ese lugar. Terminar diciendo que Dios es real y que su poder no se ha terminado, decir que para mí Jesús ha sido mi fiel amigo, muchas veces mi consejero, mi profesor, mi doctor, ha sido mi todo. Por lo que te invito a conocer a Jesús, has que Él sea parte de tu vida; búscalo  y lo hallarás; “Y todo aquel que invocaré el nombre del Señor, será salvo. Hechos 2;21” . Dios te bendiga grandemente.

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