Hna. Nicollette Cotal Soto, GELC UST.

“y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.” JOB 1:21.

Agradezco y exalto públicamente a nuestro Dios, por la misericordia que ha tenido para con mi vida, por su amor inmerecido y por hacerme una hija de Dios. Quisiera contarles una experiencia que pasé junto a mi familia, en septiembre del año pasado perdimos nuestra casa, no teníamos dinero, ni teníamos donde albergar nuestras cosas. Fue un periodo muy triste en vida, y a pesar de todo, debía cumplir con mis responsabilidades en la Universidad, pero creí en mi Dios bendito que da inteligencia y sabiduría al que se lo pide, yo me encontraba a puertas de entrar a mis prácticas clínicas, y Dios fue mi ayudador en todo momento, fue un semestre académico excelente a pesar de las dificultades que pasaba, mi Proveedor estuvo presente en todo momento, no me dejó, ni me desamparó. En ese tiempo fui muy fortalecida por las reuniones GELC, en ellas encontraba la palabra precisa y el cariño que tanto necesitaba pese a que nadie sabía lo que estaba pasando, encontré en este grupo un descanso para mi espíritu quebrantado. Los pensamientos de Dios, no son nuestros pensamientos. Los propósitos de Dios, no los entendemos, pues nuestra mente es limitada, pero el entendimiento de Dios, nos sobrepasa. Él nos dio el tiempo exacto para que pudiera tener todo listo, Él tenía todo preparado. Aquí viene lo increíble, por años, 24 años para ser exacta, arrendamos de casa en casa, no teníamos para comprar un sitio, mucho menos para la casa propia. Nuestro Dios que es dueño del oro y de la plata, envió trabajo a mi hogar, a mis padres. Y en 3 meses, nuestro Dios hizo llegar el dinero para comprar un sitio y una casa ¡Alabado sea mi buen Dios! Si, el mismo Dios que permitió que quedáramos sin nada, nos dio todo. Reconozco que ha sido un proceso duro, mi fe titubeó, en el camino tuve mucha incertidumbre, pero pese a mis infidelidades, nuestro Dios permaneció fiel, Él cumple lo que promete, “no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”. Doy infinitas gracias a Jehová, porque lo que he vivido me ha servido para entender y conocer verdaderamente al Dios al que sirvo. Ha sido mi amparo, fortaleza, provisión, escudo, juez justo, consolador y mi Salvador. Lo que no entendía, ahora lo entiendo. Todo lo que poseo hoy, le pertenece a nuestro Dios. Todo lo que soy hoy, es por gracia y misericordia de Dios. Con nada vinimos a este mundo y nada nos llevaremos al morir, pero soy consciente de que Jehová da y quita a sus hijos con un propósito. Y todo lo que hace es bueno. Es necesario que mengüemos para que Él se glorifique en nosotros en medio de la prueba. Si ud se encuentra en estos momentos pasando alguna dificultad crea firmemente en que el Señor peleará por y con usted, ciertamente no le abandonará, si no que lo perfeccionará, lo moldeará a través de esta prueba.

“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.”1 PEDRO 4:12-13.

Últimas Noticias

Últimos testimonios

× ¿En que podemos ayudar?