Hna. Luminanda Jaramillo, GELC UDEC.

Primeramente, agradezco a Dios el permitirme poder escribir mi testimonio y poder dirigirme a usted estimado lector. Doy gracias a mi buen Dios por darme el maravilloso regalo de la salvación de mi alma en el año 2012, cuando me sentía muy triste y desesperada, ya que a pesar de haber nacido y participado desde pequeña en las actividades de la Iglesia, sentía un vacío en mi vida, el cual no pudo ser llenado ni con la música ni con las amistades, el único que pudo llenar mi corazón de paz y devolverme la alegría fue Jesucristo, el hijo  de Dios, quien me hizo reconocer que era muy pecadora y me hizo comprender que él me amaba. En el año 2016 por voluntad de Dios, y siendo sincera sin interés propio, rendí la PSU. Antes de rendirla fui a consultar al siervo de Dios sobre 2 opciones que tenía en mente, sin pensar en obtener un buen puntaje por muchas razones; pero Dios quien tenía todo planeado me permitió entrar a estudiar una carrera de la cuál sabía lo básico, el nombre de ésta y dos de los ramos que contenía. El Señor permitió que antes de entrar a la Universidad, aproximadamente a mediados del año 2016 participara en una reunión del grupo GELC en la Universidad de Concepción, la cual fue de bendición para mi vida. Al entrar a la Universidad el año 2017 fui invitada al Grupo GELC por una amiga con la cual participaba en la Iglesia. Fue una alegría llegar a un “oasis en medio del desierto” de la Universidad. Luego de una jornada agotadora, en la que solamente quería descansar y terminar el día para poder llegar al servicio de GELC, podía alimentar mi alma por la palabra de Dios. Dios me ha permitido conocer muchos hermanos en Cristo , con los cuales he podido compartir experiencias hermosas. Una de ellas es la siguiente: Saliendo de una reunión del grupo, la cual trataba de la predicación persona a persona, con un grupo de hermanos íbamos caminando desde la Biblioteca Central hacia el “Arco”( como comúnmente se le llama a la entrada principal de la U), cuando de pronto un joven se acercó a nosotros a pedir dinero, parecía desorientado y en estado de ebriedad, cuando le respondí, verdaderamente yo no tenía dinero para darle ya que tenía el dinero justo para mi pasaje, y una hermana que iba a mi lado le invita un alimento el cual podíamos comprar en un negocio cercano, el joven aceptó y mientras íbamos de camino a aquel lugar, él comienza a contarnos su vida, que hace poco tiempo había salido de la cárcel y que se encontraba alejado de su familia y muy tristemente de una hijita pequeña, a la cuál extrañaba y deseaba ver. Al momento de oírle sin decirnos palabra alguna entre nosotros, comenzamos a hablarle del amor de Dios y de la salvación que él le ofrece a todo el que le pida, Dios nos permitió compartir algunos tratados y también nuestra experiencia de cambio de vida, confiando en que como momentos antes nos había dicho su palabra, la semilla fue plantada y sólo a Dios pertenece dar el crecimiento. Agradecidos de que Dios nos haya permitido vivir esa experiencia nos separamos y cada uno se retiró a su hogar con un gozo y alegría que sentíamos al haber podido hablar de Jesús a un alma necesitada. Alabo a Dios por haber dado la visión a nuestros hermanos y siervos de Dios para poder abrir esta obra preciosa del Grupo de estudiantes los del camino (GELC), mediante el cual el Espíritu Santo continúa llamando al arrepentimiento a muchos jóvenes con distintos ideales y distintas características, pero con una misma necesidad, llenar el vacío que, como dice una alabanza, tiene la forma de Dios, y que sólo Dios puede llenar si creemos en él.

Para mi Dios doy toda honra y alabanza.

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